De la ciencia a la vida
Son muchos los recuerdos agradables y las anécdotas que conservo en mi memoria, desde el momento que esta Institución me acogió para desempeñarme como profesional y como persona. Los profesores, los estudiantes, y toda la comunidad Inemita ha sido mi familia y el Inem mi segundo hogar, por lo cual estoy profundamente agradecida.

Voy a contarles una anécdota muy simpática, que siempre ha estado presente en mis recuerdos. Ustedes juzgarán por qué.
Durante una práctica en el laboratorio con un grado décimo de la modalidad de Ciencias Naturales, en la mitad de la clase, un grupo de cinco estudiantes se retiró apresuradamente de donde estaban trabajando y se quedaron parados en la puerta. Unos decían algo, otros se tapaban la nariz, y otros guardaban silencio. Al preguntarles qué ocurría, se señalaban unos con otros, pero nadie decía lo que realmente había pasado. Ante mi exigencia para que explicaran lo sucedido, uno de los chicos respondió: -Profesora, es que a alguno de mis compañeros se le están reorganizando los átomos en su intestino-. Pensé, ¡es un ejemplo apropiado para el tema que están desarrollando y lo han entendido!
Mi mente trabajó rápidamente tratando de encontrar una solución que fuera justa y formativa: ¿Reprenderlos y sacarlos del salón por sucios, como ellos mismos se creen? ¿Ponerles una nota no satisfactoria en disciplina por el desorden? ¿Felicitar al estudiante que asoció el acontecimiento ocurrido y dio la definición correcta de reacción química?
Lo que hice fue pedir que compararan lo dicho por el estudiante y lo que estaban trabajando; consultar la composición química de la ventosidad, flatulencia o pedo como castizamente se conoce. Representarla correctamente con los nombres y las fórmulas adecuadas y además redactar un escrito en donde debían analizar los alimentos adecuados que debemos consumir para que los productos gaseosos, que de todas maneras se van a formar, no sean molestos para nosotros, ni para las personas que están a nuestro alrededor y además, cómo debían comportarse en estos casos.
Una niña preguntó.- ¿Socialmente no está bien que se presenten estas circunstancias, entonces, las ventosidades se deben dejar salir?-. Un estudiante me sacó del apuro y contestó: -Es preferible perder un amigo y no un pedazo de intestino-. En cuanto a lo formativo, estaba ahora en dificultades ante esta respuesta.
En otra ocasión les contaré lo que hice porque así es nuestro acontecer diario; de una respuesta salen muchas preguntas que debemos responder y analizar para continuar aprendiendo con ellos. Felicitaciones a los estudiantes que preguntan y a los que cometen errores para aprender de ellos, porque así serán excelentes profesionales y excelentes personas.
